Estonia, el mejor ejemplo de ciudadanía digital en el Primer Mundo
Ya hemos comentado antes que el gobierno estonio ha logrado integrar perfectamente la ciudadanía digital dentro de sus estructuras. Para ello ha utilizado un movimiento conocido como e-Estonia. A través de este movimiento han querido facilitar la interacción ciudadana con el Estado usando soluciones electrónicas, para lo que han utilizado diversas webs e incluso aplicaciones móviles.
Cuando el país báltico consiguió volver a ser una nación independiente en 1991, el Primer Ministro de por entonces, Mart Laar, ayudó a impulsar un proceso de modernización que estableció las bases para llevar a Estonia a la era digital. Entre otras cosas construyeron su propio sistema de telefonía digital, y en 1998 todas las escuelas contaban con acceso a Internet. El acceso a la red se convirtió en un derecho humano básico para los estonios en el año 2000, con lo que también se extendió a las áreas rurales.
En 2003 aparecería en la red Skype, el cliente de mensajería y videollamadas que ahora es propiedad de Microsoft, que millones de usuarios utilizan a diario y que fue escrito por desarrolladores estonios. Normalmente esto se cita como un ejemplo de una sociedad donde las empresas y los particulares han aprendido a hacer una utilización innovadora de las nuevas tecnologías.
Hay dos conceptos que requieren especial atención: la residencia electrónica y el voto electrónico. La residencia electrónica en Estonia se creó en 2014, dando la oportunidad a inversores extranjeros de abrir negocios en el país báltico desde cualquier parte del mundo aunque no cuentan con los mismos derechos que un ciudadano de pleno derecho. El voto electrónico ha supuesto una gran innovación, ya que ahora todos los ciudadanos pueden intervenir en el proceso democrático de Estonia desde sus casas.

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